Signos de los Tiempos
  El Ultimo Esfuerzo del Cielo
 
 

Vamos ahora a estudiar dos eventos de gran magnitud que van a ocurrir en el mundo entero y que podríamos sintetizarlos como las dos últimas oportunidades que Dios nuestro Señor dará al mundo para la conversión de la humanidad, antes de que se complete en la tierra el proceso final de la gran apostasía con el consecuente gobierno y reinado del Anticristo. Estos dos grandes acontecimientos, que vienen como a culminar un sinnúmero de señales que se han venido desarrollando en el mundo y en la Iglesia en los últimos años, se les conoce como el Aviso y el Milagro, eventos que han sido profetizados por místicos y santos desde hace ya mucho tiempo, así como por la Santísima Virgen María en algunas de sus apariciones, particularmente en la aldea de Garabandal, España, en el año de 1961.

 Estos hechos extraordinarios nos recuerdan la enseñanza de nuestro Señor en los Evangelios cuando decía que “el Espíritu Santo… os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn 14, 26). Así pues, en todos los siglos Dios ha enviado llamadas de atención como un modo de llamar a la conversión de los hombres hacia Él. Pero en esta ocasión será muy especial como veremos a continuación.

¿Qué será el Aviso al Mundo?

Los profetas como Amós, Jeremías e Isaías advirtieron a su pueblo de los inminentes juicios que sufrirían para el bien de su conversión; del mismo modo, también nosotros estamos recibiendo advertencias de un sinnúmero de profetas de que muy pronto habrán de ocurrir estos acontecimientos que harán “temblar” la tierra. El Aviso  al mundo será un evento sin precedente en la historia de la Iglesia.

Algunos de los mensajes de Dios por medio de María Santísima que explican este Aviso son los siguientes:

En las revelaciones de Garabandal, España, entre los años de 1961 a 1965, la Virgen le reveló a la principal vidente, Conchita González, que un gran Aviso vendría a todo el mundo. En su diario personal de Conchita, respecto al Aviso, podemos conocer lo que ella escribió de puño y letra:

La Virgen me lo dijo el 1ro de enero de 1965, en los pinos. No puedo decir en qué va a consistir, pues ella no me ha ordenado decirlo. Y cuando será no me lo ha dicho, así que no lo sé. Si sé que será visible para todo el mundo y será obra directa de Dios y tendrá lugar antes del Milagro. Yo no sé si morirán personas, únicamente podrán morir al verlo, de impresión.”

En repetidas ocasiones le preguntaron a Conchita sobre la naturaleza de este gran Aviso así como su influencia en el mundo. Ella ha comentado siguiente:

1.     Que este Aviso está vinculado a un fenómeno de la naturaleza; que este nombre existe en el diccionario y empieza con la letra “a”.

2.     Que el Aviso es algo que viene directamente de Dios y podrá verse en todo el mundo al mismo tiempo.

3.     Que será como una relación de nuestros pecados y será visto y experimentado tanto por creyentes como por no creyentes y por personas de todas religiones.

4.     Que el Aviso es como una purificación para prepararse al Milagro.

5.     Que es también una especie de catástrofe, que hará que pensemos en los muertos, es decir, que preferiríamos estar muertos antes que experimentar la vivencia del Aviso.

6.     Que este Aviso será una corrección de la conciencia del mundo, y los que no conocen a Cristo, es decir, los que no son cristianos creerán que es un Aviso de Dios.

7.     Que lo más importante de ese día es que todas las personas del mundo verán una señal, una gracia o un castigo en el interior de sí mismas, en otras palabras, un Aviso.

8.     Que se hallarán completamente solos en el mundo en ese momento, independientemente de donde estén, a solas con su conciencia y ante Dios. Verán entonces todos sus pecados y lo que sus pecados han provocado.

9.     Que cada quien sentirá de modo distinto este acontecimiento porque dependerá de la conciencia de cada uno, ya que los pecados son distintos los de una persona y los de otra.

10. El Aviso estará vinculado a un fenómeno astral, como si dos estrellas chocaran entre sí; que este fenómeno no producirá daño físico, pero nos espantará, porque en ese preciso instante veremos nuestras almas y el daño que hemos hecho; será como si estuviéramos agonizando, pero no moriremos por sus efectos, aunque es posible que muramos de miedo o por la impresión de vernos a nosotros mismos.

Otros Mensajes

Quizá la profecía más antigua respecto al Aviso sea la de San Edmundo(1540-1581). Tuvo él una revelación de parte de Dios nuestro Señor que le dijo:

Yo he decretado un gran día, será donde un terrible Juicio revelará las conciencias de todos los hombres y probará a todo hombre de cualquier religión. Este será el día del cambio...”.( Citado por Thomas  Petrisko. The Micacle of the Illumination of All Consciences. St. Andrews Productions. PA. U.S.A. 2000. P. 21.)

En 1836, la Beata Ana María Taigi gran profeta de nuestros tiempos y una de las grandes místicas más extraordinaria de la Iglesia, recibió una revelación sobre este evento, en los siguientes términos:

Habrá un momento de Iluminación de las Conciencias en donde cada persona se verá a sí misma como la ve Dios. De esta iluminación resultará la salvación de muchas almas, porque muchos se arrepentirán como resultado de esta advertencia, de este milagro de iluminación propia.”. (Idem. P. 27).

En abril de 1968, nuestro Señor le transmitió a Rosa Quattrini, conocida como Mama Rosa, vidente de la aparición en San Damiano, Italia, las siguientes palabras:

Vendré a dar una gran Luz para alumbrar a todas las almas. Pero será muy tarde para aquellos que no entienden el amor de una Madre. Estarán todos en el centro de un gran Juicio”.

La estigmatizada Elena Leonardi, en Roma, Italia, también fue advertida sobre el Aviso el 2 de abril de 1976, cuando la Virgen le dijo: “Muchos signos nunca antes vistos ocurrirán en el mundo como un Aviso a los hombres de que la medida está llena. Vendrá el temido momento cuando mi Hijo hablará con Su Voz de Juez y dará el veredicto sobre una ansiosa y drogada humanidad”.

En 1980, la vidente de Betania, Venezuela, María Esperanza, tiene el siguiente mensaje:

Está llegando el gran momento de un Gran día de Luz. La conciencia de este amado pueblo debe ser sacudida violentamente para que pongan sus asuntos en orden y ofrezcan a Jesús la justa reparación por las infidelidades cometidas diariamente.” (Ted  Flynn. El Trueno de la Justicia. P. 328.)

La vidente irlandesa de reconocida fama por sus estigmas en su cuerpo, Cristina Gallagher, en 1988 también fue advertida de este acontecimiento:

Vendrá una señal por la cual toda la humanidad experimentará un conocimiento externo de que Dios existe, y sabrá que proviene de Dios; todos se verán a sí mismos como realmente son.”

En Cold Spring, Kentucky, el 20 de diciembre de 1992, la Virgen María dijo:

 “Pronto vendrá un tiempo donde cada uno dará una mirada personal e individual a sus almas y verán debilidades y falsedades. Cada alma tendrá que pasar por esto sin excepción.”(Thomas Petrisko. Ob. Cit. P. 46.)

En otro mensaje la Santísima Virgen le reveló al Padre Gobbi lo siguiente:

Cada hombre se verá a sí mismo en el fuego abrasador de la divina verdad. Será como un juicio en pequeño… Lo que ocurrirá será algo tan grandioso que sobrepasará todo lo que ha sucedido desde el principio del mundo. Será como un juicio en pequeño y cada uno verá su propia vida y todo lo que ha hecho, a la luz misma de Dios.” (Octubre de 1992).

En otro mensaje dado en Estados Unidos, la Santísima Virgen reveló a una vidente, que vive en el anonimato, lo siguiente:

Esta será la única vez en la historia de la humanidad que el hombre recibirá el mismo conocimiento que en la hora de su muerte. ¡Este será mi gran acto de misericordia! Cuando el hombre se enfrente con los pecados de su vida, ese momento le pertenece. Yo repararé todo, pero él debe pedírmelo. Yo perdonaré todo, pero él debe arrepentirse. Yo llevaré a todos nuevamente a Mi Corazón, pero son ellos los que deben regresar por sí mismos.”

En 1941 la vidente de la Santísima Virgen, Felisia Sistiaga de Arrieta, en el Alto Umbe, en la provincia de Vizcaya, Bilbao, norte de España, recibió un mensaje de la Santísima Virgen:

Daré un Aviso, haré un Milagro, lo verán todos, pero la humanidad – salvo una pequeña minoría – seguirá sin creer. Antes del castigo os daré un Aviso: se iluminará el cielo con una gran cruz que al descomponerse producirá una inmensa luz blanca de tal fuerza que incluso impedirá ver el sol. Durará cuatro horas y muchos morirán de la impresión... a continuación un viento ardiente azotará toda la tierra.”  (Francisco Sánchez Ventura. Y el Agua Seguirá Curando. Ed. Círculo. Zaragoza, España. 1983.  P. 156.)

La vidente Amparo Cuevas del Escorial en España, cerca de Madrid, en 1980 también recibió un mensaje sobre este Aviso:

Antes del castigo, habrá un Aviso en el cielo; todos lo verán. Un Astro iluminará la tierra y parecerá que el mundo está en llamas. Durará 20 minutos... muchos morirán de la impresión.” (Citado por Luis E. López Padilla. Advertencias Marianas. México, D.F. 1987. P. 161.)

En mensajes muy esclarecedores sobre el aviso, leemos lo transmitido por Nuestro Señor a Magdalena Aumont, en Duzolé,  Normandia, Francia:

He aquí los Tiempos del Fin, los que cerrarán esta época sin Dios y abrirán el tiempo de una era nueva, la de la paz con Dios. Yo quiero acercaos los unos a los otros en Mi Paz, en Mi Amor de Padre. Para esto emplearé lo que los mismos hombres han desencadenado y que vosotros llamáis el Gran Aviso. (20 de junio del 1997). 

Mis hijos alejados deben ser advertidos de manera que no haya más duda: Yo soy Su Padre. Yo os llamaré de la misma manera a todos al mismo tiempo. Luego, Mi Verdad, el Aviso, vendrá a iluminaros. En medio de los elementos desencadenados, vuestra alma se despertará súbitamente de este sueño que os ha adormecido durante tantos siglos. Nadie podrá decir que no conoce a Jesucristo, el Hijo del Padre Eterno. Nadie podrá decir que no conoce a Mi Santa Iglesia, nacida de Mi Sangre y de Mi Agua brotada de Mi Santo Corazón. 

 “El Aviso está programado en  Mi Plan, pero antes deben venir ciertos acontecimientos. Con la angustia de la tierra, debe llegar la angustia de las almas; ellas se verán como la tierra, ¡es decir, caer!... ¿Creéis que las profecías han quedado vanas porque nada ha sucedido todavía? ¿Qué mis videntes han mentido? Mis profetas son mis enviados. (18 de febrero de 1997).

He aquí que os envío un signo de Mi Misericordia. El mundo debe entrar en Mi Verdad pasando por la purificación de los cuerpos y los espíritus; mirándoos tal como sois, desde dentro hasta afuera recibiréis la purificación; es el Gran Aviso que viene a vosotros. Bendecid a Dios que viene a salvaros, veréis cuánto os ama Dios.

El Aviso viene para instruir a todas las almas que Yo he creado. Es Mi verdad que viene a iluminar al mundo actual que se ha vuelto espiritualmente un desierto. (14 de mayo de 1997).

Mi Santa Faz estará delante de ellos, sin hablar y ellos se juzgarán a sí mismos porque la imagen de Dios en ellos se convertirá en su propio espejo. Qué horribles visiones tendrán ante los ojos de su conciencia los que son verdugos, pues los que matan Mi Amor son los asesinos de Dios. Yo les infringiré tal arrepentimiento, ante esta gran purificación, que ellos saldrán de ahí transformados, olvidando hasta que han existido, porque clamarán por su perdón de rodillas delante de Mi Santa Imagen.  Si ocurre lo contrario, si ellos no me quieren, si renuncian a este juicio maldiciéndome, Yo borraré de ellos hasta el recuerdo de su existencia; ellos se volverán inmediatamente nadas en la gran nada.” (1º de noviembre de 1997).

Conclusiones

El Aviso será fruto de la justicia y de la misericordia de Dios. De su justicia, porque nos va a purificar nuestros pecados; y de su misericordia, porque nos dará la oportunidad de una mayor conversión en nuestra vida espiritual. Este aviso será visto y sentido en el mundo entero y será obra de la intervención directa de Dios. El aviso que vendrá al mundo será algo externo a nosotros que sucederá en el firmamento: será vista una luminosidad desconocida simultánea en toda la tierra, que durará algunos minutos, acompañada de un fuego ardiente que podría  ser la consecuencia del paso de un asteroide muy cercano a la tierra, y que a pesar de su  aparatosidad, no producirá en sí mismo la muerte; pero internamente – y esto es lo más importante – veremos nuestra conciencia ante la justicia de Dios: lo que hemos hecho mal y lo que hemos dejado de hacer. En una palabra, una especie de juicio particular en vida. Todos los hombres caerán entonces en un “éxtasis” durante el cual se desarrollará la gracia interna de la conversión personal específica del Aviso. Esta parte interna producirá un susto aún mayor que los fenómenos externos, de modo que la salud de algunos no podrá soportarlo y serán los únicos muertos que producirá este hecho. Por tanto, nadie morirá a consecuencia del Aviso a no ser que sea de la impresión, del shock.

Durante los 20 minutos aproximadamente que dure este Aviso, según los videntes, como tantas veces sucede en los momentos más intensos de la vida, el tiempo exterior no coincidirá con el tiempo transcurrido subjetiva o interiormente. Tendremos la sensación de que todo ha durado mucho más de lo que ha sido en realidad. En esos minutos, viviremos interiormente una gracia especial de carácter personal que la Virgen ha obtenido de la Infinita Misericordia de Dios para todos los hombres. Su contenido, como era de esperar, nos causará una honda impresión y un gran dolor interior. Será como trasladar a nuestra alma el fuego exterior visible en esos momentos.

En ese instante, una luz interior iluminará con toda claridad el estado de nuestra propia conciencia, de modo semejante a como ocurrirá en nuestro juicio particular. En un tiempo en que los hombres han perdido la conciencia de pecado ante Dios, todos veremos nuestros pecados y cuánto lo ofendemos cada día. Nuestra alma al ver sus imperfecciones y pecados comprenderá la distancia que le separa de Dios y, por tanto, de poder gozar de su perfección para la que ha sido creada. Comprenderemos entonces con toda su dimensión lo que significa la posibilidad de perder a Dios, lo cual actuará en nosotros como una terrible llama abrasadora.

De lo anteriormente dicho, la naturaleza del aviso de Garabandal queda al descubierto: experimentaremos un shock intenso, ligado a otro shock exterior desencadenado por un fenómeno cósmico impresionante, que nos hará tomar conciencia de algunas realidades:

§         Que Dios existe; de su grandeza y perfección y de su amor por nosotros.

§         Que nuestros pecados también existen y que nos separan de él.

Que esta separación, esta ausencia de Dios en nosotros más o menos grande según la vida de cada uno, será para nosotros sumamente dolorosa, hasta el límite de lo soportable, y traerá consigo un grandísimo pesar y remordimiento, y para muchos la conversión que Dios espera de cada uno de nosotros. Este dolor penitencial, si lo aceptamos como tal, nos permitirá como toda penitencia, participar del sacrificio de Cristo en su pasión. El Aviso será pues una gracia salvadora de Dios ante nuestros ojos que nos permitirá ver el estado de nuestra alma y las consecuencias de nuestros pecados; sin embargo, podemos rechazar esa gracia en orden a nuestra conversión.

Se Iluminarán las Conciencias de los Hombres

Vassula Ryden, a quien el Señor en sus mensajes le ha hablado sobre Garabandal, también ha recibido un mensaje que en nuestro particular punto de vista ayuda a comprender lo que será este Aviso al mundo entero. Citamos a continuación este mensaje de fecha 5 de septiembre de 1991 y que no es sino una solemne descripción de la Iluminación de las Conciencias de todos los hombres:

Durante toda la vida, generación, te burlaste de Mi Ley y te has ido rebelando; ¿Alguna vez estarás preparada para encontrarte con tu Dios? Yo, muy pronto voy a pasar a través de ustedes, será más pronto de lo que piensas. Estos serán mis últimos avisos. Yo te digo solemnemente: sacúdete el polvo que te cubre y levántate de la muerte. ¡El Final de los Tiempos está más cerca de lo que piensas!

Pronto, muy pronto abriré Mi Santuario del Cielo y ahí se quitará el velo de tus ojos, y tú percibirás como una revelación secreta; entonces un aliento se deslizará sobre tu rostro y los poderes del Cielo se sacudirán, ráfagas de luz estarán seguidas por truenos; repentinamente sobre ustedes vendrá un tiempo de gran aflicción sin paralelo desde que las naciones existieron por primera vez.

Yo les voy a permitir a tu alma percibir todos los eventos de su vida, los voy a desfilar uno a uno para consternación de tu alma, y te vas a dar cuenta de cuanta sangre inocente tus pecados han derramado de almas víctimas; y haré entonces que tu alma se dé cuenta que nunca ha seguido Mi Ley; como desenrollar un pergamino, abriré el Arca de la Alianza y los haré conscientes de su iniquidad.

Si todavía sigues vivo y parado sobre tus dos pies, entonces tu corazón verá todos tus pecados del pasado y el remordimiento se apoderará de ti, y tú con una gran angustia y agonía sufrirás, porque te darás cuenta de que constantemente estuviste profanando Mi Santo Nombre y rechazándome y te estremecerás cuando te veas como cadáver en descomposición, devastado por gusanos y buitres.

Y si a estas alturas tus pies te siguen deteniendo, Yo te mostraré lo que tu alma, que es Mi Templo  y Mi Morada, estuvo cuidando todos los años de tu vida; en lugar de Mi Sacrificio Perpetuo, verá para tu consternación, que estuviste acariciando a la serpiente, y que tú levantaste esa abominación devastadora de la que hablaba el profeta Daniel en lo más profundo de tu alma… cuando ese día venga, las escamas que hay en tus ojos caerán y así te podrás dar cuenta de que estás desnuda y que en tu fuego interno eres tierra en sequía… infeliz criatura, tu rebelión y tu negación de la más Santa Trinidad te convirtió en renegado y en perseguidor de Mi Palabra… para ese entonces tus lamentos y tus gemidos serán oídos sólo por ti. Yo te digo en verdad… te vestirás de luto y llorarás pero tus lamentos los escucharán sólo tus propios oídos…”

Del mensaje citado, observamos que Dios le ha mostrado a Vassula que este juicio tendrá tres fases “condicionales”, es decir: si las personas se convierten en la primera, no tendrán que pasar a la segunda; si en la segunda no cambian de actitud, entrarán en la tercera. Así tenemos lo siguiente:

 

Primera fase

Una luz sobrenatural revelará instantáneamente a los hombres la presencia de nuestro Señor Jesucristo, y bajo esta luz cada uno verá todos los acontecimientos de su vida, lo cual llevará a todos a una angustia como nunca antes había tenido. Cada uno verá cuanta sangre de almas víctimas inocentes ha sido derramada por culpa de los propios pecados, y cada uno verá cómo nunca ha seguido la Ley del Señor.

Los  que bajo esta luz logren el arrepentimiento que Dios quiere, no tendrán que pasar a sufrir la segunda fase de este aviso mundial.

Segunda fase

En un instante cada uno verá a Dios en su Luz Celestial, y bajo esa luz todos verán más claramente todavía sus pecados en una angustia infinita e inmensa agonía y cada uno comprenderá cómo ha rechazado a Dios y profanado Su Nombre, y cada uno se verá como un cadáver putrefacto devorado por gusanos.

Si la persona no logra esa conversión requerida por el Cielo, tendrá que pasar por la tercera fase.

Tercera fase

El alma verá cómo en el lugar de sacrificio perpetuo, en su corazón ha alimentado una serpiente en la abominación de la desolación. Es la blasfemia, que corta todo lazo de unión del hombre con Dios y que vuelve a la persona un renegado; se lamentará pero nadie escuchará sus lamentos. Si la persona no logra la conversión en esta última fase, podría morir del shock o de la impresión que le producirá esta advertencia de Dios, o quedarse radicalmente en manos del espíritu maligno.

Consecuencias

El Aviso pues será como un castigo; como una corrección de la conciencia del mundo entero, cuando cada uno vea sus pecados con los ojos de Dios. Este Aviso o advertencia de Dios, producirá una división de los hombres de la tierra; unos quedarán purificados y convertidos a Dios; y otros radicalmente entregados al maligno: en este sentido será un “juicio”, es decir, manifestará lo que hay en el corazón humano separando a los justos de aquellos que rechazaron convertirse.

El Aviso de Dios producirá una toma de conciencia universal de la verdad y del error, y por tanto hará que todos los que de buena fe estaban equivocados en su actitud ante Dios, enderecen su corazón delante de Él. En este sentido, después del Aviso ocurrirá un gran acontecimiento que ya hablaremos de él más adelante y que será la unidad de las iglesias. Será un fruto abundante del Aviso para el bien de la Iglesia.

Como consecuencia del Aviso habrá una radicalización de las almas en el bien o en el mal y Dios arrebatará los corazones de quienes se abran a Él; por su parte,  el demonio la de aquellos que se cieguen a Dios. Este juicio será universal y abrirá una brecha profunda entre los que realmente se entreguen a Dios y los incrédulos, que rechazan a Dios y se entregan totalmente al mal.

El Aviso  será como la conversión del apóstol San Pablo que fue atravesado por la misma Luz de Dios en su camino a Damasco, cuando iba a perseguir a los nuevos conversos al cristianismo. La deslumbrante Luz de Cristo resucitado lo condenó de su pecado. Saulo hizo caso a la advertencia de Jesús, se arrepintió y se convirtió en un fiel seguidor del Señor. Saulo, el que un día asesinó a pedradas al primer mártir cristiano, San Esteban, se convirtió en San Pablo, el grande, después de la “iluminación de su alma”. Así cada uno de nosotros debemos seguir su propio camino a Damasco.

El Aviso nos hará sentir conscientes de Dios. Todos, creyentes y no creyentes declararemos que Dios nos ha tocado con su infinito poder. Él intervendrá de un modo sin precedentes, para que todos estemos conscientes de Su Existencia, de Su Misericordia y de Su Soberanía. Debido al  Aviso veremos en una sola mirada todo lo que hicimos hasta entonces; sabremos en ese momento, cómo la mirada de Dios atraviesa todas las barreras y llega a conocer hasta los secretos más ocultos de nuestra alma, y todo con el objeto de que nos convirtamos a Él. Comprenderemos entonces el estado eterno de nuestra alma, la luminosidad o su oscuridad y sufriremos momentáneamente el dolor de todos nuestros pecados, de haber estado separados de Dios, la pena del purgatorio o la del infierno que merecemos. Por eso, el aviso es fruto de la gran misericordia de Dios y será un punto culminante en la historia del mundo y probablemente la señal más extraordinaria y grandiosa de todos los tiempos. Por encima del milagro de la división de las aguas del Mar Rojo y del maná del cielo como expresiones de la intervención divina de Dios para un grupo de personas, el gran Aviso será una intervención mucho más grandiosa puesto que afectará a todo hombre, mujer y niño de la tierra. Nunca antes en la historia de la humanidad Dios ha actuado directa y universalmente para que toda persona humana esté totalmente consciente de sus pecados ante Su santidad, nunca en la historia ha actuado Dios con tanto poder, precisión y urgencia.

El Aviso será entonces la manifestación oficial de Dios que abre la puerta al mundo al Fin de los Tiempos; será la última de un sinnúmero de señales que están ocurriendo en este tiempo vinculadas al dolor y al sufrimiento físico y espiritual para los hombres y para la Iglesia; pero al mismo tiempo será la primera señal dramática de muchas que ocurrirán en el futuro inmediato para toda la humanidad y que nos adentrarán a la Gran Tribulación que Cristo anunció en su Evangelio, preparando la manifestación personal y última del Anticristo.

El Aviso Comparado con  el Juicio Particular

Se ha mencionado que el Aviso que vendrá al mundo será una especie de juicio particular en vida. Con el fin de entender lo que es el juicio particular y de deducir por analogía lo que será la gracia interior del aviso, existen dos textos dictados directamente por Jesucristo en 1943 y 1988 a dos instrumentos suyos, que resultan especialmente reveladores y que a continuación se transcriben en su parte conducente:

Dice Jesús:

Quiero explicarte qué es y en qué consiste el Purgatorio… las almas inmersas en aquellas llamas no sufren sino por el amor.

No desmerecedoras de poseer la luz, más tampoco dignas aún de entrar inmediatamente en el reino de la luz, (mueren en estado de gracia pero no han purificado totalmente su alma) al presentarse ante Dios son revestidas por dicha luz. En una breve y anticipada bienaventuranza que le certifica de su salvación, les hace ver lo que será su eternidad y lo que hicieron a su alma privándola de años o de siglos de feliz posesión de Dios. Inmersas después en el lugar de expiación, se ven penetradas de las llamas expiatorias…”

 “Este es el tormento: el alma recuerda la visión de Dios habida en el juicio particular. Si llega consigo aquel recuerdo es porque, aún cuando no sea más que el haber entrevisto a Dios, representa un gozo que supera toda otra cosa creada y el alma se deshace en deseos de volver a gozar de aquella dicha. Aquel recuerdo de Dios y aquella luz que la penetró al comparecer ante Él, hacen efectivamente que el alma “vea en su exacta dimensión las faltas cometidas contra su bien, y este “ver” junto con el pensamiento de que con aquellas faltas se privó voluntariamente para años o para siglos de la posesión del cielo y de la unión con Dios, constituye su pena purgativa.”(María Valtorta. Cuadernos 1943. Dictado el 17 de octubre. Página 442).

Este primer texto autocertifica su autenticidad. En él se describe insuperablemente las consecuencias para el alma de ver a Dios por un instante. De algún modo esto será precisamente el aviso. Hemos visto que diversos videntes lo denominan con el nombre de juicio particular o “juicio en miniatura”. Ahora se entiende mejor por qué el aviso será como una llama interior que vibrará al unísono de un fenómeno exterior semejante para la naturaleza terrestre.

El segundo texto seleccionado, sigue también las mismas ideas, 45 años después:

¡Alma, si tan sólo supieras cuantas almas sufren en este momento en el Purgatorio… yo he liberado sus almas de sus cuerpos y les he mostrado Mi Santo Rostro sólo un instante. Y sus ojos, liberados al punto de su velo, viéndome cara a cara en Mi Pureza y Mi Luz, instantáneamente se han puesto en presencia de la Verdad. Al comprobar cuán machadas están sus almas por el pecado, a pesar de su ardiente deseo de echarse en mis brazos abiertos y seguirme, comprenden que esto es imposible antes de limpiar su alma. Entonces, en su intenso dolor de arrepentimiento, se retiran y se preparan para ser purificadas. Esto les duele y les consume, más allá de lo que puede decirse, porque no pueden verme. Mi ausencia les consume. En el Purgatorio, la causa de su mayor sufrimiento es mi ausencia. Ellas experimentan también otros sufrimientos, con fuego, según sus pecados.

Preparad vuestras almas por anticipado. Creación, no esperéis que la muerte os arroje en las sombras. Guardad vuestra alma limpia y sin tachas, alimentaos de Mi Cuerpo y bebed Mi Sangre lo más a menudo que podáis. Arrepentíos muchas veces. Estad dispuestos para ese día. Ayunad. El ayuno os ayuda. Escuchad mi voz y preparad vuestras almas, como si nuestro encuentro debiera ocurrir hoy mismo. No esperéis. Esperar es dormirse, esperar es dejar vuestras lámparas sin aceite. Estad prestos a encontrar a vuestro Salvador. Yo os amo a todos hasta la locura. Comprended que por Mi Misericordia insondable quiero preparados a todos.”  (Vassula Ryden. La Verdadera Vida en Dios. Dictado del 19 de agosto de 1988. Página 350).

Preparación Personal para el Aviso

Siguiendo la analogía del juicio particular, el aviso es algo que puede y debe ser preparado interiormente. El hecho de que después del aviso seguiremos viviendo, no debe llenarnos de simple espera. Esta sería más propia de hombres insensatos que dejan escapar un gran tesoro de sus manos; por eso y para obtener el máximo provecho de esta gracia única en la historia de la salvación, es más razonable actuar del mismo modo que si nos dieran la noticia de que nos vamos a morir en una fecha cercana y determinada. Aún en el caso de que tuviéramos una vida espiritual activa, esa noticia nos espolearía a poner los medios para mejorar en lo posible antes de aquel día. Con mucha mayor razón se daría esta actitud en el caso de que nuestra vida sea de tibieza o abandono espiritual.

Nuestro Señor nos pide que estemos preparados para este juicio Suyo con el fin de que esta confrontación de nuestro personal estado interior frente a Su infinita belleza, obtenga el máximo fruto de acercamiento espiritual a Dios, y sea lo menos traumática posible para nosotros. Para ello nos sugiere que nos examinemos más cada día y recemos en reparación, sobre todo aquellos que hemos tenido la gracia de conocer el mensaje mariano desde hace ya algunos años, porque a mayor talento mayor responsabilidad. Dice nuestra Señora a Mathew Kelly:

 “¿Veis ya lo importante que son estos tiempos? No esperéis a este juicio en pequeño, debéis empezar a mirar a vosotros mismos más de cerca para poder ver vuestras faltas y arrepentiros. Sois afortunados de tener la fe necesaria para leer, creer y aceptar este mensaje; no debéis apartaros de él con indiferencia. Debéis examinaros más cada día y rezar en reparación. Todos vosotros sed como el ciego. Cada día deberíais gritar “Señor, abre mis ojos”, y mi Hijo abrirá vuestros ojos para que podáis ver vuestra miseria y os arrepintáis(6 de junio de 1993).

Y en otra ocasión el Señor dijo:

Sobre todo, no temáis. No os digo todo esto para asustaros.. Os envío este mensaje para ahorraros todo el dolor que pueda, pero el dolor que experimentaréis al ver las tinieblas de vuestra alma es un acto de Amor por mi parte. ¿No veis que esto hará volver muchas almas, muchas almas a un Amor a Mí más pleno? Esto salvará muchas almas del fuego del infierno.”

Asimismo, la Santísima Virgen también ha pedido particularmente 3 cosas para poder prepararnos de una manera especial: 1.-ser humildes, 2.- hacer caso al mensaje urgente de conversión y 3.- vivir en gracia de Dios. Para los que se burlan de  este mensaje, a ellos les convendría perfectamente el lamento trágico del Evangelio: ¡Más les valdría no haber nacido! Por el contrario, para los que ya viven de acuerdo con el mensaje mariano y el espíritu del Evangelio, el aviso deberá suponer, además de un mayor conocimiento personal, una especial madurez espiritual y un fuerte impulso en el crecimiento espiritual para prepararnos a los acontecimientos dolorosos y a la gran prueba que llegará para el mundo y para toda la Iglesia.

Como consecuencia de todo lo que hemos dicho, el aviso será pues una gran prueba divina de primera magnitud, que pondrá al hombre en una disyuntiva clara de seguir o de rechazar a Dios. El conocimiento adquirido de nuestra alma y de nuestra situación frente al destino trascendente, hará que cada uno tome sus propias decisiones radicales. La indiferencia no cabrá, al menos como reacción natural e inmediata al Aviso, ya que la interpelación habrá sido la más profunda y fulminante de nuestra vida, totalmente personal y dirigida a lo más íntimo de nuestro ser. Algo semejante ocurrió en el cielo con los ángeles. La prueba que Dios les puso a ellos dividió las respuestas y como consecuencia originó la gran batalla. En la tierra, aunque los hombres no tenemos una voluntad similar a la de los ángeles, una prueba tan evidente va a producir una radicalización entre el bien y el mal y una lucha mucho más intensa entre los seguidores de ambas posturas. Se verá más claramente la división de la Mujer Vestida del sol y la Gran Ramera que ha fornicado con los reyes de la tierra.

De todas formas, incluso entre los que tomaron la decisión de enderezar su vida hacia Dios, la batalla de cada día y las tentaciones del demonio harán que el polvo se siga pegando al alma en su caminar o que el cansancio espiritual enfríe ese primer fervor, de modo tal que muchos dudarán de lo que vieron  y sintieron en el Aviso. Por otro lado, entre los que siguieron al mal, especialmente entre los que lo hicieron por seguir instintos materiales y apegamientos más que por orgullo o soberbia, pueden pasar por vicisitudes que les hagan reconsiderar aquella decisión equivocada al inicio del Aviso. Para todos ellos, Dios, a modo de última oportunidad, volverá a recordar lo que un día entendimos sobre nosotros mismos en el Aviso, pero no mediante un fenómeno universal, sino a través de un acontecimiento que se conoce como el milagro, y del que hablaremos más adelante.

¿Cuándo sucederá el Aviso?

Si bien es cierto que a lo largo de la Sagrada Escritura descubrimos que en cuanto a fechas se refiere nadie las conoce - sino sólo el Padre - precisamente como un medio eficacísimo y saludable para estar siempre y en todo momento preparados para la hora en que nos llame a cuentas el Señor, no es menos cierto que el mismo Jesucristo nos invita a que estemos atentos a las señales que anuncian la cercanía de ciertas profecías. Así se lee en Lucas XII, 56: “Hipócritas, sabéis discernir el tiempo que va a hacer por el aspecto del cielo, ¿por qué entonces no conocéis los signos de los tiempos?”.

En este sentido el Sagrado Corazón le dice a Vassula:

Mi Plan tiene un tiempo determinado. Mis llamadas misericordiosas tienen también un tiempo determinado. Una vez se haya acabado el tiempo de misericordia, mostraré a todos, buenos y malos, que Mi Severidad es tan grande como Mi Misericordia. Todas las cosas predichas por Mí van a pasar rápidamente ahora.”

De esta manera, es errónea la idea de que nadie sabe cuándo van a ocurrir los acontecimientos y que no hay forma de poder aproximarnos a la fecha de su posible realización. En la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, encontramos innumerables citas que hacen referencia a un tiempo específico, a una medida de los tiempos puesta por Dios para que tengan fiel cumplimiento, medida  que el Señor ha inspirado y  ha dado a algunos el conocimiento  para saber cuándo ocurrirán las cosas por Él profetizadas. Así se lo dice el ángel Gabriel a Daniel: “Mira, voy a manifestarte lo que ocurrirá al fin de la Ira, porque el fin está fijado.” (VIII, 19).  Luego entonces, los tiempos están fijados y las señales nos confirman su proximidad.

La primera referencia clara que nos revela la cercanía del Aviso es esta realidad de la que ya hemos mencionado: que Juan Pablo II fue el último Papa previo al Fin de los Tiempos. Por tanto, si el Aviso de Dios es el anuncio del Final de los Tiempos, luego entonces el Aviso encuentra una línea de estrecha vinculación a Juan Pablo II. Más claramente, el Aviso vendrá sólo hasta después de la muerte de Juan Pablo II. Es decir, estamos ya en el tiempo del Aviso. Pero ahora precisemos más los eventos que lo rodearán y lo precederán.

Como se ha dicho anteriormente el Aviso del Fin de los Tiempos es el acontecimiento que pone fin a una serie de señales y signos dramáticos que hemos venido palpando en los últimos tiempos; algunos muy visibles fueron los que ocurrieron en los atentados en Nueva York el 11 de septiembre del 2001, así como el de Madrid en marzo del 2004 y el de Londres de Junio del 2005.  Del mismo modo, el Aviso también será el comienzo de otras grandes y desconocidas   señales  que   ocurrirán en  el mundo como parte de la época marcada por el Final de los Tiempos.

Tiempo de Caos y Confusión

Ahora bien, según se desprende de varias revelaciones que la Santísima Virgen ha hecho en varios lugares, particularmente en Garabandal, se ha dicho respecto al aviso que poco antes de que suceda la situación en la Iglesia será mala hasta el punto de que va a ocurrir un suceso que será doloroso y desgarrador. Efectivamente, Serafín, el hermano mayor de Conchita González, afirma haber oído a su hermana anunciar durante un éxtasis, que el Aviso vendría después de un doloroso desgarramiento de la Iglesia, “algo como un cisma”. De tal forma, el Aviso será contrapunto de un misterio doloroso para la Iglesia.

Del mismo modo, Mariloli, una de las cuatro niñas de Garabandal, también afirmó “que el Papa tampoco podría estar en Roma abiertamente... a él también se le perseguiría y tendría que esconderse como todos los demás.”  Y esto ocurriría un poco antes del Aviso. Recordemos la visión que tuvo el Papa Pío X,  que ya se ha citado en el capítulo de Fátima, sobre la huida de un Papa de Roma sobre los cadáveres de sus sacerdotes.

Esta visión de San Pío X es muy similar a la visión de Lucía que nos dio a conocer la Jerarquía de la Iglesia como el supuesto tercer secreto de Fátima, en la que “el santo Padre atravesaba una ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino.” En este sentido, resulta muy esclarecedor el mensaje de la Santísima Virgen que tuvo la vidente Sadie Jaramillo, el 21 de agosto de 1998, respecto de cuándo ocurriría el Aviso:

 “Estas visiones son para que tú comprendas el cumplimiento de las palabras que te he dado y a muchos otros, de que pronto, en los términos en que entiendes esta palabra, la iluminación de tu conciencia y del estado de tu alma ocurrirán. ¿No se te ha dicho que este gran evento vendrá en medio de un gran caos y confusión?”.

Confirma lo anterior también el mensaje que recibiera en Nueva York la vidente Verónica Lueken, el 14 de septiembre de 1976  respecto al momento del Aviso:

Mis hijos, Yo les he dicho a ustedes ya respecto a la venida del Aviso. Cuando ustedes vean, cuando ustedes oigan que hay una revolución en Roma; cuando vean que el Santo Padre sale a buscar refugio a otra tierra, entonces conocerán que el tiempo ha llegado.”

 Y en otro mensaje dice: “Habrá una gran revolución en Roma, en Italia y en muchos países de Europa, porque el Anticristo prepara ya el camino. Las fuerzas del comunismo están reorganizándose y entrarán en la sede de Pedro. Roma pasará (una) gran prueba con revolución y derramamiento de sangre.”

Este mensaje de revolución en Roma y que vendrá vinculada a una “victoria del comunismo” es muy común en muchos videntes. De hecho la Santísima Virgen en Garabandal profetizó de ello y por esa razón Jacinta González, en agosto de 1989, tal y como lo hemos expuesto anteriormente, afirmó que “el Aviso estaba vinculado a una “invasión” en Roma, en la que el comunismo jugaba un papel muy importante. Y que estos acontecimientos tendrían lugar antes del Aviso, que ocurriría cuando la situación estuviera en su peor momento.”

Finalmente, una vez que ha tenido lugar la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI, las profecías se han vueltos más claras en cuanto a su comprensión y realización. En este sentido, el Aviso no podrá ocurrir hasta que no tengan lugar los siguientes eventos:

·         Crisis mundial identificada por un caos económico y una incipiente guerra mundial.

·         Aumento de catástrofes en número e intensidad (terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas, epidemias

·         El Cisma de la Iglesia

·         Una violenta revolución en Roma con gran derramamiento de sangre

·         Como consecuencia de lo anterior, el Santo Padre se ve obligado a huir de la Ciudad Eterna

·         Proclamación del Dogma Mariano de la Corredención

Como notará el lector, el Gran Aviso de Dios es el último de una serie de "avisos" que ya han empezado y que tomarán mayor fuerza y crudeza, trayendo consigo cientos de miles de pérdidas humanas.

Así, aunque dicho acontecimiento ya está cercano, todavía debe la humanidad entera pasar por un gran sufrimiento y ciertos cambios políticos, económicos, históricos, religiosos, naturales y sociales. El Gran Aviso será el último de una serie de preavisos y el primero de una serie de grandes acontecimientos que desembocarán en el reinado del Anticristo y la Gran Tribulación.

En el campo de la Iglesia, tiene primero que terminar el Pontificado de Benedicto XVI, sólo entonces se hará visible y sin ninguna duda para el mundo completo el enfrentamiento de dos Papas. Poco tiempo después, y como efecto de un recrudecimiento militar en Medio Oriente y de un enfrentamiento de civilizaciones es que tendrá lugar un ataque árabe-comunista en Europa, particularmente en Italia, en cuya revolución el Santo Padre (Pedro Romano) se verá precisado a huir de Roma. Entonces, el Aviso está ligado a un acontecimiento doloroso para la Iglesia, y ese acontecimiento desgarrador no será otro que el gran Cisma. Asimismo, el Aviso no vendrá hasta en tanto el Santo Padre, según la visión de San Pío X y la visión del Secreto de Fátima, huya de Roma sobre los cadáveres de sus sacerdotes. Así pues, el Aviso vendrá en medio de un gran caos y confusión. Todo esto lo confirman múltiples videntes serios y auténticos. Otro hecho que para muchos pasa desapercibido es que una vez que venga el cisma y aparezcan los dos Papas, una de las principales líneas de autenticidad del legítimo y verdadero Papa será su adhesión a la Eucaristía y a María Santísima; y precisamente en momentos de gran confusión para la Iglesia, el Papa verdadero proclamará a María como Corredentora. Esto ocurrirá poco antes del Aviso. En 1990 una vidente en Colorado, USA, T. López, recibió un mensaje de la Virgen de que el momento del gran silencio, donde nuestro interior nos sería revelado, ocurriría cuando se proclamara su último título (de estos tiempos).

El Gran Milagro

Además del Aviso, la Santísima Virgen ha prometido un Milagro que podrá ser visto por millones de personas.

Fue en las apariciones de Garabandal donde la Santísima Virgen habló de este gran acontecimiento que vendrá al mundo inmediatamente después del Aviso que acabamos de explicar. Haciendo un resumen de todo lo que se ha revelado a la principal vidente Conchita González, podemos  mencionar los aspectos esenciales que están vinculados a este gran Milagro que ocurrirá en las montañas de Garabandal, donde se localizan nueve pinos, lugar donde ocurrieron muchísimas de las apariciones que se verificaron entre los años de 1961 a 1965. ( cerca de 3000 )

Las características de este futuro Milagro son las siguientes:

·         La vidente Conchita González anunciará al mundo la venida del gran Milagro ocho días antes de su fecha;

·         Transcurrirá menos de doce meses entre el Aviso y el Milagro;

·         Tendrá una duración entre 10 minutos y un cuarto de hora;

·         Tendrá lugar en jueves, a las 20:30 horas, según el horario español;

·         Ocurrirá entre los días del 6 y el 16 de  los meses de marzo, abril o mayo;

·         Ese día no será fiesta de la Virgen;

·         Coincidirá el día del Milagro con la fiesta de un santo mártir relacionado con la Eucaristía

·         Coincidirá también con un acontecimiento muy importante, raro, singular, tanto para la Iglesia como para toda la cristiandad, un acontecimiento feliz y venturoso;

·         Será el Milagro mayor que Jesucristo haya hecho para el mundo después de su resurrección;

·         Será el Milagro visible en la aldea de Garabandal y en las montañas de los alrededores. Podrá ser fotografiado, filmado, y así pues, probablemente televisado;

·         Después del Milagro quedará en los pinos una señal milagrosa, que no podrá palparse pero sí podrá ser filmada, fotografiada y televisada;

·         Los enfermos que asistan sanarán y los incrédulos creerán;

·         No será necesario que las niñas videntes de Garabandal estén presentes en el momento de la realización de este Milagro;

·         El Papa verá el Milagro “desde donde quiera que se encuentre;”

·         Al día siguiente del Milagro, el cuerpo del difunto sacerdote Luis María Andreu será desenterrado y encontrado incorrupto;

Con objeto de ir desentrañando la naturaleza de este prodigio y la fecha de su posible realización y que arroja luz sobre cuándo ocurrirá el aviso, vamos a ver algunos hechos relacionados con este gran Milagro.

Anuncio Concerniente al Cuerpo del Padre Luis Andreu

La familia Andreu está compuesta de seis hermanos, cuatro de los cuales son Jesuitas: Alejandro, misionero en Venezuela; Ramón, fallecido en 2005; Luis, quien murió el día 9 de agosto de 1961; y Marcelino, misionero en Formosa. La Señora de Andreu, la mamá de los sacerdotes, quien había entregado al sacerdocio divino a cuatro de sus hijos, tomó el hábito de Salesa el 19 de marzo de 1962, e hizo su profesión solemne el 19 de marzo de 1965 estando presentes sus hijos por petición del Papa Pablo VI.

La muerte del Padre Luis María Andreu es uno de los puntos de referencia más importantes en la historia de Garabandal. El Padre Luis era profesor de teología en la facultad que la Compañía de Jesús tenía en la Provincia de Burgos. Cuando murió tenía 36 años. Había subido a Garabandal, junto con su hermano Ramón, los últimos días de julio de 1961, y volvió de nuevo el día 8 de agosto. Ese día el sacerdote de Garabandal, el Padre Valentín Marichalar, le dio las llaves de la Iglesia, y el Padre Luis ofició la que habría de ser su última misa. Hacia el atardecer las cuatro niñas cayeron en éxtasis dentro de la Iglesia. Luego salieron en éxtasis y el Padre Luis las siguió de principio a fin. Las niñas subieron – siempre en éxtasis – en marcha velocísima hasta los pinos. Se arrodillaron y cantaron el himno a San Miguel Arcángel. En ese mismo momento apareció el Padre profundamente emocionado y por cuatro veces repitió la palabra “¡Milagro, Milagro!”.

¿Qué ocurrió para que el Padre Luis pronunciara aquellas palabras de Milagro, Milagro…? Según las niñas el Padre vio el gran Milagro anunciado por la Virgen. Por él no lo sabemos, porque al regresar en coche, aquella misma noche, después de decir que había sido el día más feliz de su vida y de asegurar que estaba muy contento porque la Señora le había hecho un regalo, y de insistir en que se encontraba muy bien y que no estaba ni siquiera cansado, se quedó muerto en el coche sin hacer el menor movimiento, con una dulce expresión en su rostro.

En efecto, la noche del 8 de agosto el Padre Luis bajó en coche hasta el pueblo de Cosío. Era de la 1:00 de la mañana mientras la caravana de varios automóviles cruzaba el pueblo de Reynosa, cuando el Padre dijo lo siguiente:

 

Estoy pleno de dicha. ¡Qué regalo me ha hecho la Virgen! Que suerte tener una madre así en el cielo. No hay que tener miedo a la vida sobrenatural. Las niñas nos han dado ejemplo de cómo hay que tratar a la Virgen. A mí no cabe duda que lo de las niñas es verdad. ¿Por qué nos habrá elegido a la Virgen a nosotros? Hoy es el día más feliz de mi vida.”

Diciendo él esto se quedó silencioso y al instante murió. En una clínica cercana no se hizo más que constatar su fallecimiento; sin embargo, el Padre no padecía ninguna enfermedad y murió sin agonía y sin sufrimiento.

Pero la historia del Padre Luis María Andreu no termina aquí. Tal y como Conchita afirma en su diario, las niñas afirman haber hablado con él durante uno de sus éxtasis. Según las videntes ellas veían la luz propia de las visiones, y, como saliendo de la luz, se oía la voz del Padre Luis. Las niñas decían lo siguiente: “Lo oíamos pero no lo veíamos. Se quedó un rato hablándonos y dándonos consejos. Nos dijo ciertas cosas de su hermano Ramón María Andreu y nos hizo rezar el Ave María en griego.”

En alguna ocasión sostuvieron este prodigioso diálogo estando presente su hermano, el Padre Ramón, quien al oírles aquella extraña versión se desilusionó enormemente, pensando que se trataba de un estado enfermizo de sensibilidad, donde las niñas, afectadas por la muerte de su hermano, decían ahora que hablaban con él como lo hacían antes con la Virgen Santísima. Mas la sorpresa del Padre Ramón fue grande cuando escuchó el diálogo de las niñas en un perfecto estado de éxtasis. En efecto, dice el propio Padre Ramón lo siguiente:

Fui a ver a las niñas en éxtasis y escuché las conversaciones con el Padre Luis. Al cabo de un cierto tiempo, ya no sabía que pensar. Estaba verdaderamente estupefacto: las niñas repetían delante de mí las palabras de su visión, y las oía narrar la muerte de mi hermano y el desarrollo de los funerales… en otra ocasión, oí a las niñas en éxtasis decir que mi hermano Luis había muerto sin haber hecho su profesión de votos, como así era verdad. Hablaban también de mí y de mis votos: conocían la fecha precisa, el lugar exacto donde habían sido hechos, el nombre del Jesuita que los había hecho al mismo tiempo que yo. Comprendan mi asombro, mi estupefacción, ante ese preciso encadenamiento de detalles rigurosamente exactos, cuando yo sabía, sin duda, que las niñas no podían tener conocimiento de ellos, al menos humanamente… también oí a una de ellas recitar el Ave María en griego.”

Ahora bien, Conchita González explica en su diario, que el día que el Padre Luis repitió en cuatro ocasiones la palabra ¡Milagro, Milagro!, ella y las otras niñas videntes además de ver durante el éxtasis a la Santísima Virgen, también veían al Padre Luis, y la Virgen les dijo que el Padre Luis en ese momento la veía a Ella y también veía el futuro gran Milagro anunciado.

Posteriormente, el día 18 de julio de 1964, Conchita afirmaba en su diario lo siguiente:

El día del Milagro, el cuerpo del Padre Luis Andreu será sacado incorrupto de su sepulcro...”

Y el día 2 de agosto, Conchita escribe al Padre Ramón lo siguiente: “…el 18 de julio de 1964 tuve una locución en la que se me dijo que al día siguiente del Milagro sacarán a vuestro hermano de la tumba, y encontrarán a su cuerpo incorrupto…”

Al respecto vale la pena mencionar el siguiente hecho: el Padre Andreu fue enterrado el 2 de agosto de 1961. Quince años después, es decir, a principios de 1976 el Seminario donde se encontraba enterrado el Padre Luis fue transformado en Sanatorio Psiquiátrico, por lo que tuvo que ser exhumado el cuerpo del Padre Luis que salió totalmente corrompido, en estado de esqueleto.

A través de este hecho la Providencia ha querido pues que la corrupción del cuerpo del Padre Luis Andreu haya sido constatada de manera irrefutable. Conchita ha dicho y repetido que la Virgen la había aclarado en una locución que al día siguiente del Milagro se encontraría intacto e incorrupto el cuerpo del Padre Luis. Por tanto, el anuncio no se refiere, pues, al estado del cuerpo antes del Milagro, sino después del Milagro, exactamente al día siguiente del Milagro.

¿Qué podemos decir de todo esto en relación con la historia del Padre Luis Andreu y el futuro milagro anunciado por Dios a través de María Santísima en Garabandal? Resulta claro que el Padre Luis el día 8 de agosto de 1961 hacia las 22:00 horas tuvo la visión de lo que será el gran Milagro futuro. Por tanto, que el único ser humano que ha visto el Milagro – y ya está muerto – es un sacerdote, el Padre Luis Esto nos inclina a pensar y a deducir válidamente de que el Milagro tendrá una relación muy clara con el sacerdocio. Esto no supone nada nuevo; las apariciones de Garabandal, además de ser  eminentemente eucarísticas, son claramente sacerdotales, y todo ello en relación a los múltiples milagros en relación con la Eucaristía que ocurrieron en Garabandal, así como el hecho  de una especial predilección mostrada a los sacerdotes durante la época de las apariciones.

Ahora bien, el Padre Luis dijo algunas frases muy significativas: “Estoy pleno de dicha. ¡Qué regalo me ha hecho la Virgen! ¡Hoy es el día más feliz de mi vida!”. La pregunta que nos hacemos es la siguiente ¿Cuál es el día más hermoso en la vida de un sacerdote? El día de su ordenación o el día de su primera misa. Sin embargo, el milagro proporcionará una alegría más intensa que el de la ordenación o el de la primera misa. ¿Qué se puede decir al respecto de esto? Dios no hace las cosas sin sentido, las coincidencias tienen una razón divina y a nosotros nos corresponde descubrir esta maravillosa lección.

El Padre Luis Andreu, en los pinos, hacia las 22:00 horas del día 8 de agosto de 1961, gritó por cuatro veces “¡Milagro, Milagro!”. Conchita dice en su diario que Padre Luis vio al mismo tiempo a la Virgen y al Milagro. Horas más tarde, el 9 de agosto en la madrugada, murió de amor y de gozo y también con una completa certeza sobre las apariciones. Sin duda alguna el Padre Luis murió de felicidad, y así lo comprobamos cuando la Santísima Virgen le dijo a Conchita precisamente que el Padre Luis había muerto de felicidad, por lo que los hombres en el futuro que vieran el gran Milagro no morirían de felicidad por una gracia especial que Dios les iba a conceder. Y nos seguimos preguntando ¿qué fiesta celebra la Iglesia el día 8 de agosto desde 1960 y la 9 de agosto antes de 1960? Ese día coincide con la festividad del Santo Cura de Ars, y no deja de llamar la atención que esta fiesta coincida con la visión del Milagro y con la muerte del Padre Luis. En todo eso hay un profundo significado. En efecto, al leer los escritos del Santo Cura de Ars – Juan María Vianney – se encuentra la siguiente frase:

¡Oh, que cosa tan grande es ser un sacerdote! No se le comprenderá bien más que en el cielo. Si se nos dijera: “a tal hora se va a resucitar un muerto”, correríamos a toda prisa para verlo; ¿pero no es la consagración que cambian el pan y el vino en cuerpo y sangre de un Dios, un milagro mayor que resucitar un muerto? Después de la consagración, el buen Dios está allí como en el cielo. Si el hombre conociera la verdad de este misterio: ¡se moriría de gozo y de amor! Sólo la gracia divina en ayuda de nuestra debilidad nos conservaría con vida…”

Sin duda alguna el Padre Luis murió de felicidad. No pudo con el gozo y la verdad de lo que había visto; no contó con la gracia divina que lo hubiera mantenido en vida (como sí la tendremos en el día del futuro Milagro); pero lo que sí es contundente, es el hecho de que el Padre Luis tuvo, en un instante, con la gracia de Dios, el conocimiento y la comprensión, en esencia, del misterio del sacerdocio y de la Eucaristía, del misterio de la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo – tal y como lo dice el Cura de Ars – y que permanece oculto a nuestra debilidad humana. Así pues, podemos afirmar que el futuro milagro tendrá una íntima relación con el misterio del sacerdocio y de la Eucaristía, haciéndonos comprender por medio del éxtasis, en la luz de Dios, lo que son en realidad estos dos grandes misterios, y cómo los toma Dios, y que son ni más ni menos el alma y el corazón de nuestra Iglesia. El misterio de la Eucaristía que hoy es tan combatido, ignorado, despreciado e irreverenciado, serán puestos en magnificencia por parte de Dios para que podamos comprender el profundo amor que Él tiene por cada uno de nosotros, y que nos ha tenido desde aquella última cena con sus apóstoles y que le ha llevado a ofrecerse todos los días en el santo sacrificio de la Santa Misa, una vez y cada día, a su Eterno Padre, en reparación de nuestros pecados y para la salvación del mundo entero.

Que mejor que después del Aviso que habrá de venir al mundo y que dejará a los hombres sensibilizados de lo que es Dios y del estado de nuestras almas, después venga este Milagro fruto de la Misericordia de Dios que nos hará enamorarnos profundamente de la Eucaristía, como fortaleza necesaria y fundamento para los días de tribulación que habrán de azotarse al mundo y a la Iglesia.

Finalmente, ¿Por qué el cuerpo incorrupto del Padre Andreu? ¿Quiere Dios confirmar el origen sobrenatural de estas apariciones, lo que sería realmente innecesario después del aviso y el milagro? ¿O no será más bien, que nos deja entrever un signo de esperanza, dentro del contexto esjatológico de estas apariciones, a través de la incorruptibilidad de un cuerpo previamente descompuesto, es decir, el anuncio de los cielos nuevos y la tierra nueva, que llegan más aprisa de lo que pensamos, y que será la plenitud del reino de Cristo en la tierra, en la cual “los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados?” (Cor 1, 15, 52).

Acontecimiento Venturoso para la Iglesia

El futuro Milagro de Garabandal coincidirá con un acontecimiento venturoso para la Iglesia. En efecto, la vidente Conchita ha dicho que el gran Milagro coincidirá con un acontecimiento importante para la Iglesia. Antes de profundizar sobre este hecho y de hacer suposiciones al respecto, conviene dejar claro lo siguiente: las apariciones se desarrollaron de 1961 a 1965, y fueron simultáneas a la convocatoria y desarrollo del Concilio Vaticano II. La virgen anunció a las niñas la muerte de Juan XXIII y les predijo también que su sucesor continuaría el Concilio y lo llevaría a su término.

Como el Vaticano II es, sin lugar a dudas, un hecho capital en la historia de la Iglesia del siglo XX, su coincidencia con las apariciones de Garabandal no puede ser casual. A este respecto, conviene dejar claro que el Aviso, tal y como ya hemos visto suficientemente, se producirá más bien después de un suceso difícil para la Iglesia, “algo como un cisma”. Por tanto, así como ya vimos que el Aviso será reflejo de un misterio doloroso para la Iglesia, el gran Milagro lo será con un misterio gozoso en la vida de la Iglesia.

Así pues, el día del Milagro coincidirá con un gran acontecimiento para la Iglesia. ¿Es posible hacerse la idea  en qué coincidirá dicho acontecimiento? Aunque sabemos que es arriesgado hacer suposiciones, vamos a citar, sin embargo, algunas reflexiones que puedan arrojar luz al respecto. Conchita, a una pregunta que se le hizo en el año de 1974 sobre el tema, ella contestó lo siguiente:

Es un hecho singular en la Iglesia que ocurre en contadas ocasiones y que nunca ha sucedido en mi vida. No es nada nuevo ni extraordinario, sencillamente es algo raro, como la definición de un dogma, algo que afectará a toda la Iglesia. Ocurrirá el mismo día que el Milagro, pero no como consecuencia de éste, sino por pura coincidencia.”

Todos estos detalles despiertan nuestra inquietud. ¿De qué naturaleza será este acontecimiento? ¿Cuál no será su importancia para merecer coincidir con el día del Milagro, del que afirman los videntes será el mayor que Jesucristo haya hecho en la historia de la humanidad?

De acuerdo con el diario personal de Conchita, este acontecimiento venturoso para la Iglesia no ha ocurrido en vida de Conchita, y como ella nació el día 7 de febrero de 1949, podemos ya eliminar un cierto número de probabilidades de hechos o acontecimientos venturosos que han ocurrido en la vida de la Iglesia y que coinciden con la vida de Conchita:

·         Beatificaciones o canonizaciones de almas virtuosas

·         Fundación de nuevos institutos religiosos

·         Los grandes viajes papales

·         Congresos marianos

·         Años santos (1950, 1975, 1987/1988, 2003-2004)

·         Elección de un nuevo Papa (1958, 1963, 1978, 2005)

·         Un Concilio, Sínodo o Consistorio

·         Un nuevo Catecismo de la Iglesia

·         La definición de un nuevo dogma mariano (el de la Asunción de María a los cielos en cuerpo y alma, del día 1ro de noviembre de 1950)

·         La institución de una nueva fiesta litúrgica (María Reina, 1955)

·         Consagraciones especiales del mundo al Sagrado Corazón y al Inmaculado Corazón de María, (1984, 2000)

Parece inevitable pensar que pueda realizarse en el seno de la Iglesia un suceso importante y feliz en el futuro inmediato que no esté relacionado con el Concilio Vaticano II. En este contexto surge una hipótesis: la unidad de las Iglesias, es decir, la reconstrucción de la Iglesia primitiva por la reconciliación de los católicos y ortodoxos.

Recordemos que rota la unidad de las iglesias de Oriente y Occidente en el año de 1054, fue restablecida oficialmente en un par de ocasiones, pero sin resultados permanentes. Las divergencias entre católicos y ortodoxos no parecen insalvables, son más bien sentimentales que doctrinales; si bien se han concretado en dos puntos dogmáticos:

1.       El primado de Pedro, obispo de Roma, sobre los demás obispos, como sucesor de Pedro.

2.       La procesión del Espíritu Santo, punto de la teología dogmática debatido por siglos. Los orientales dicen que el Espíritu Santo procede “del Padre por el Hijo”, mientras que los occidentales  utilizamos la fórmula “del Padre y del Hijo”.

Hay otros puntos secundarios. Sin embargo, también es necesario subrayar los puntos de unión entre ambas iglesias: una y otra aceptan la Sagrada Escritura y transmiten la Tradición Apostólica, tienen verdaderos sacramentos, especialmente el sacerdocio y la Eucaristía y honran con ferviente devoción a la Madre de Dios.

Así, las dos ramas de Oriente y Occidente permanecen unidas en Cristo por la Eucaristía y por el Espíritu Santo. Sustancial y teológicamente la inmensa hueste de los ortodoxos y católicos constituyen una gran familia en María” escribió un  obispo francés, Mons. J. Rupp, haciéndose eco del teólogo ortodoxo ruso del siglo pasado Vladimir Soloviev:

La Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica subsiste esencialmente tanto en Oriente como en Occidente y subsistirá eternamente, a despecho de la hostilidad y el cisma temporales de las dos mitades del mundo cristiano.”

La Unidad de las Iglesias

Si pensamos realmente que pueda existir esta reconciliación en un futuro cercano, resulta claro que precisamente desde el final de las apariciones de Garabandal se han dado pasos importantes en este sentido. Primeramente, el beso de paz intercambiado entre el Patriarca Ortodoxo Atenágoras y el Papa Pablo VI en enero de 1964, en el Monte de los Olivos. Después el 7 de diciembre de 1965, en vísperas de la solemne clausura del Concilio, tiene efecto la anulación de las excomuniones mutuas, cuando Pablo VI y Atenágoras en San Jorge, anularon los anatemas sentenciados nueve siglos antes. Dos años más tarde, el Papa visitaba al Patriarca en Constantinopla, y a su vez, este devolvía la visita al Vaticano meses después.

Más adelante siguieron años de estudio y preparación por parte de la Iglesia Ortodoxa que finalizaron con la creación de dos comisiones teológicas para el diálogo con Roma, decisión que fue anunciada oficialmente en el curso de una ceremonia en la Capilla Sixtina el 14 de diciembre de 1975, en que se conmemoraban diez años de la anulación de la excomunión. En esta ocasión, tuvo especial relieve la frase pronunciada en un mensaje por el Patriarca Dimitrius I en que reconocía que, “en el seno de la Iglesia de Dios el obispo de Roma está señalado para presidir en el amor y en el honor.

Una nueva etapa fue abierta con el pontificado de Juan Pablo II que manifestó en repetidas ocasiones su vivo deseo de recuperar la plena comunión con doscientos millones de ortodoxos que suman los patriarcados de Constantinopla, Alejandría, Antioquía, Jerusalén, Moscú, Servia, Rumania, Bulgaria, Georgia y la iglesias autocéfalas (independientes) de Chipre, Grecia, Polonia, América y las iglesias autónomas de Finlandia y Japón. El Papa no ocultó su esperanza de que esta comunión se restablezca totalmente con motivo del tercer milenio cristiano. Vio en ello la condición previa para que el diálogo con los protestantes pudiera llegar a resultados tangibles.

Por último, Benedicto XVI está también en pro para restablecer lo más pronto posible esta ansiada unión.

Conviene pues mantener la cabeza fría. El camino a la unidad requiere todavía tiempo y exigirá grandes trabajos teológicos y abundantes oraciones y sacrificios. Hará falta vencer prejuicios más que milenarios, pues al cisma de 1054 habían precedido muchos siglos de incomprensión y de frialdad tanto en Oriente como en Occidente. Sin embargo, no obstante se tiene la impresión de que el clima actual es el más favorable desde hace nueve siglos. La reconciliación de los grandes bloques de la Iglesia primitiva ha dejado de ser una utopía, para convertirse, bajo la acción invisible del Espíritu Santo, en una formidable y razonable esperanza.

Esto será ciertamente un suceso inaudito para la Iglesia que el Milagro de Garabandal lo refrendaría, por así decirlo, con el sello de Dios. La Madre de Dios, la Theotókos, como la llaman los griegos, se asociaría así  a la reconciliación de sus hijos de Oriente y Occidente.

Ahora bien, ¿hay algún indicio  en las apariciones de Garabandal para apoyar esta hipótesis, y que nosotros vemos cada vez como la más firme opción?

a.     En primer lugar podemos mencionar que el 16 de agosto de 1961 el Padre Luis Andreu, que había muerto hacía poco, se manifestó a las videntes en una aparición. Este eminente políglota, que había visto por anticipación el Milagro, les enseñó a rezar el Ave María en griego. ¿Por qué la Virgen, nos preguntamos, quiso que las niñas aprendieran a rezar en griego, es decir, en una de las principales lenguas de la liturgia ortodoxa?

b.      En segundo lugar, hay una curiosa coincidencia de fechas. En efecto, la ruptura, hasta hoy definitiva, entre católicos y ortodoxos se consumó el 16 de julio de 1054. Es precisamente esta fecha la elegida por la Madre de Dios para aparecerse a San Simón Stock, dos siglos más tarde, el 16 de julio de 1251, bajo el título de Nuestra Señora del Monte Carmelo, advocación que el Cielo eligió precisamente para sus apariciones en Garabandal, como para insinuar que el gran cisma de Oriente concluirá bajo el signo del Monte Carmelo. Vale la pena recordar que el Monte Carmelo, situado en Palestina, evoca al profeta Elías, muy venerado en Oriente, y que habrá de aparecer muy pronto para amonestar a los judíos, condenar los errores diabólicos del Anticristo y preparar la Segunda Venida de Cristo, tal y como está profetizado. La orden del Carmen nació allá y de allí fue transplantado al Occidente en la época de las invasiones turcas. El retorno de Elías pues, será el último plazo fijado por Dios “para aplacar la cólera antes de que estalle” (Ecle XLVIII, 10).

c.      En tercer lugar, en varias ocasiones las niñas de Garabandal llegaron a decir que la Santísima Virgen en repetidas ocasiones les había hablado de la unión de las iglesias y que había que orar y trabajar mucho por este propósito.

d.     Y en cuarto lugar, finalmente, no deja de ser ilustrativo que precisamente en las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús a la Señora Vassula Ryden de religión ortodoxa griega, nuestro Señor le haya hablado de la autenticidad e importancia de las apariciones de Garabandal, amén de que el propósito esencial de las revelaciones a Vassula es precisamente el lograr la ansiada unidad de las iglesias.

Por todo lo anteriormente dicho, somos de la opinión de que el gran Milagro de Garabandal que ocurrirá entre un lapso de entre ocho días y  doce meses después del Aviso, coincidirá un jueves, con el acontecimiento grandioso de la Unidad de las Iglesias, particularmente la Católica y la Ortodoxa.

El Papa Verá el Milagro “Desde Donde Quiera que Esté”

La Santísima Virgen hace una precisión que llama mucho la atención, y que evidencia la trascendencia del momento histórico que atravesará la Iglesia y el Papa entre el Aviso y el Milagro, pues lo verá “…desde donde quiera que esté…”, lo que invita a pensar que el Papa no estará en el Vaticano a la hora del Milagro. Y aquí resultan dos hipótesis: o estará realizando un viaje pastoral o estará fuera de Roma por circunstancias que en ese momento impedirá que el Santo Padre pueda desarrollar su labor como Obispo de Roma; más explícitamente, una persecución en contra de la Iglesia y del Papa.

De acuerdo con todo lo que hemos dicho respecto al futuro inmediato de la Iglesia, entendemos que el Papa con motivo del ataque violento a Italia y concretamente a Roma y  al Vaticano tendrá que dejar Roma, y será desde el exilio, después del Aviso, que entonces podrá ver el Milagro. Es así como se entienden las palabras dichas de la Virgen hace poco más de 40 años.

Festividad de un Santo Mártir de la Eucaristía

El gran Milagro que vendrá al mundo será un jueves, a las 8:30 p.m. (hora de la Península Ibérica) entre febrero y junio (ambos excluidos), entre el 6 y el 16 del mes y coincidirá con la fiesta de un santo mártir relacionado con la Eucaristía. Durará un cuarto de hora.

Por las características antes mencionadas, y por toda la espiritualidad que encierran las apariciones de Garabandal, el gran Milagro profetizado podemos pensar con certeza que será de naturaleza eucarística y sacerdotal, por cuanto que fue un jueves que se celebró la institución del sacerdocio y la eucaristía en la última cena de Jesús con sus apóstoles. De ahí el por qué sólo ha sido un sacerdote el que ha tenido el privilegio de haber presenciado el futuro Milagro, según ya se ha relatado al hablar del Padre Luis Andreu.

Por otro lado, Nuestra Señora de Garabandal al hablar del Milagro nos ha dejado algunas “pistas” que arrojan luz sobre cuándo ocurrirá, y esto para estar preparados; y al mismo tiempo, anunciándolo con anterioridad demostrará al mundo y a la Iglesia la autenticidad de las apariciones de Garabandal y su mensaje.

El hurgar las posibles fechas del Milagro no pretende atentar contra la Providencia Divina, sino dejar de manifiesto su ya muy próxima e inminente realización, para que estemos preparados y comprendamos desde ahora la profundidad y trascendencia de los tiempos que estamos viviendo.

El Milagro ocurrirá en los meses de marzo, abril o mayo, entre los días  6 y 16; tendrá que ser jueves  y que en ese día se celebre la fiesta de un santo mártir relacionado con la eucaristía. Asimismo, Conchita también ha dicho que no será ese día fiesta de la Santísima Virgen, lo que excluye a San Tarsicio, joven mártir de la eucaristía y cuya fiesta se celebra el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María.

De estos datos sólo es posible que el milagro ocurra en algunas de las siguientes fechas:

a.                 San Estanislao, el 11 de abril

b.                 San Hermenegildo, el 13 de abril

c.                 San Pancracio, el 12 de mayo

Por lo que hace a San Estanislao, cuya fecha se celebra el 11 de abril, tenemos que fue obispo de Cracovia, la misma sede que tenía Juan Pablo II antes de ser electo Papa. Ese gran santo de Polonia, confesor y mártir, como un segundo Juan el Bautista, se rebeló contra el adulterio de su escandaloso Rey y por eso perdió la vida.

Dice la historia que las relaciones entre el Obispo Estanislao y el rey Boleslao II, serenas al principio, se fueron deteriorando después a causa de las injusticias y crueldades cometidas por el Rey en contra de sus súbditos; de manera especial sobresalía su vida escandalosamente inmoral y adúltera. El caso es que después de que el Obispo amenazó de excomunión al Rey si continuaba con su actitud, el rey Boleslao, furioso, decidió asesinarlo. En la solitaria Iglesia de San Miguel, en las afueras de Cracovia, Estanislao fue asesinado mientras celebraba la Eucaristía el 11 de abril de 1079. Todavía están bien visibles las señales de los duros golpes mortales en el venerado cráneo del mártir, preciosamente conservado en un artístico relicario. (“Vida de los Santos”. Butler. Libsa. Madrid, España, 1992. Página 59).

El segundo santo es Hermenegildo cuya fiesta se celebra el 13 de abril. Hermenegildo fue hijo del rey Godo de España, Leovigildo, quien profesaba la herejía arriana (herejía llamada así por Arrio, quien negaba la divinidad de nuestro Señor Jesucristo). La herencia de la corona fue dividida entre Recaredo y Hermenegildo, en cuya dote estaba Sevilla.

La esposa de Hermenegildo se llamada Ingandes, quien era una ferviente católica. Tal fue su ejemplo y entrega que logró la conversión del príncipe, abjurando de la herejía arriana, y fue recibido en la Iglesia a través de imposición de manos y la unción del crisma en la frente. Leovigildo, en un ataque de rabia le quitó el título de Rey y decidió privarle de sus posesiones, e incluso de su mujer y lo condujo prisionero a la torre de Sevilla.

Habiendo llegado la solemnidad de la Pascua el pérfido padre le envió un obispo arriano por la noche, ofreciéndole favorecerle si tomaba la comunión de las manos del prelado, pero Hermenegildo se negó a la propuesta con indignación. El furioso padre, viendo la fe de su hijo una prueba contra todos sus esfuerzos por pervertirlo, mandó a los soldados para que lo mataran, y de un hachazo le seccionaron la cabeza. Así, al perder una corona terrenal, entró rey y mártir en el reino de los cielos en el año 586. La estatua de San Hermenegildo se encuentra en la Catedral de Sevilla (Butler, ídem. Página 61).

Finalmente, San Pancracio (año 304), cuya fiesta se celebra el 12 de mayo, a quien la tradición nos lo presenta como “el niño mártir de la eucaristía” durante la persecución del Emperador Diocleciano. Tenía sólo 14 años cuando dio su vida para testimoniar su fe.

Ahora bien, como las fiestas de estos santos su fecha tiene que caer en jueves, nos encontramos que el 11 de abril será jueves hasta el 2013. Tenemos a San Pancracio, 12 de mayo, cuyo siguiente jueves será el 2011. Y San Hermenegildo el 13 de abril coincidirá en jueves el año 2006 y 2017.

Hay quienes afirman que Conchita llegó a decir, en la época de las apariciones, que el Milagro sería en la fiesta de un joven mártir de la Eucaristía. El joven mártir es San Pancracio.  Si es así, la hipótesis de la fecha del aviso sería entre 12 de mayo del 2010 y 5 de mayo del 2011. (Al respecto consultar el Apéndice I al final del libro: Cronograma de los Sucesos del Fin de los Tiempos)

Ahora, tampoco se debe de descartar el hecho de que si bien  en este momento no identificamos otro santo mártir de la Eucaristía en los meses de marzo, abril o mayo, entre los días 6 y 16 del mes (aparte de las tres que ya se han mencionado), el Santo Padre pudiera canonizar en algún momento a un santo que en su vida se conociera que dio testimonio de su sangre por la Eucaristía; y entonces así, un santo mártir que no estaba contemplado hace 40 años cuando se anunció la profecía, pues resulta que se cumpliría con un santo que hasta ahora vino a proclamarse como tal y cuya fecha de celebración fuera entre marzo y mayo. Es como si dijéramos, por ejemplo, que el Milagro fuera a ocurrir en la festividad de un santo vidente de la Santísima Virgen. Si esta profecía se hubiera hecho en 1960, pues hubiéramos concluido que el día profetizado sería en la fiesta de Santa Bernardita, vidente de Lourdes. Pocos hubieran pronosticado que el 31 de julio del 2002, el Santo Padre Juan Pablo II proclamaría santo a otro vidente de la Virgen, que en este caso es Juan Diego, y así vemos cómo un santo vidente que no estaba en el santoral hace 40 años, pues ahora aparece en el escenario de los santos canonizados y así cumplir con la profecía de la Santísima Virgen en relación al Milagro. No obstante, creemos que esta opción es poco probable pero no imposible.

Por todo lo dicho, hay que estar muy atentos a los acontecimientos que están por venir en relación al Aviso y al Milagro anunciados en repetidos lugares de apariciones, pues preparar al mundo y a la Iglesia al momento más doloroso de prueba que hayan pasado en su historia, y que coincidirá con la Gran Tribulación cual no la ha habido desde el principio del universo que Dios creó hasta ahora, ni la habrá. Y como dice la Escritura, “si aquellos días no fueren acortados nadie se salvaría”. El Aviso y el Milagro se convertirán por tanto en dos grandes acontecimientos que van a sensibilizar nuestra alma y fortalecer nuestro espíritu para el momento de la gran batalla, batalla que llegada la hora de las tinieblas le tocará encabezar al llamado Anticristo.

 Luis Eduardo López Padilla

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